Monday 28 October 2019

BOLIVIA

El nombre Bolivia es una derivación del apellido paterno del libertador Simón Bolívar. Durante el período virreinal, la zona geográfica era denominada el Alto Perú, tras la proclamación de la independencia del Imperio español el 6 de agosto de 1825, la Asamblea Deliberante aprobó el 11 del mismo mes la ley de Premios y Honores a los Libertadores. El primer artículo de esta ley indicaba que el nuevo Estado recibiría el nombre de "República de Bolívar".[14]​ Meses más tarde el nombre fue modificado, sin una resolución de la Asamblea Deliberante, al aceptarse el argumento propuesto por el diputado de Potosí, Presbítero Manuel Martín Cruz, que dijo lo siguiente: "Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia".[15]​ La nueva República adoptó oficialmente el nombre de Bolivia el 3 de octubre de 1825.[15]
Bolívar, al aceptar el honor de que el nuevo país lleve su nombre, y tras ser designado primer presidente por la Asamblea Deliberante, bautizó a Bolivia como su «Hija Predilecta» y pronunció la siguiente proclama:
Representación gráfica de la Fundación de Bolivia en la Casa de la LibertadSucre.




Mi desesperación se aumenta al contemplar la inmensidad de vuestro premio, porque después de haber agotado los talentos, las virtudes, el genio mismo del más grande de los héroes, todavía sería yo indigno de merecer el nombre que habéis querido daros, ¡el mío! ¡Hablaré yo de gratitud, cuando ella no alcanzará jamás a expresar ni débilmente lo que experimento por vuestra bondad que, como la de Dios, pasa todos límites! Sí: sólo Dios tenía potestad para llamar a esa tierra Bolivia...

¿Qué quiere decir Bolivia? Un amor desenfrenado de libertad, que al recibirla vuestro arrobo, no vio nada que fuera igual a su valor. No hallando vuestra embriaguez una demostración adecuada a la vehemencia de sus sentimientos, arrancó vuestro nombre, y dio el mío a todas vuestras generaciones. Esto, que es inaudito en la historia de los siglos, lo es aún más en la de los desprendimientos sublimes. Tal rasgo mostrará a los tiempos que están en el pensamiento del Eterno, lo que anhelabais la posesión de vuestros derechos, que es la posesión de ejercer las virtudes políticas, de adquirir los talentos luminosos, y el goce de ser hombres. Este rasgo, repito, probará que vosotros erais acreedores a obtener la gran bendición del Cielo —la Soberanía del Pueblo— única autoridad legítima de las Naciones"

SIMON BOLIVAR



Friday 4 October 2019

SIMON BOLIVAR ("esto no es cuento,es Historia.".)[@AbudyVPH]

https://www.youtube.com/watch?v=UoH_7ujHmMA&feature=youtu.be
https://youtu.be/UoH_7ujHmMA


https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=2062292460541280&id=100002816377759
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https://youtu.be/O6-K_R6U40U


https://youtu.be/53UiJ13g470


https://youtu.be/VOeZiqhu7Vw


https://youtu.be/rRzXA-Yf5r0


UN ENIGMA LLAMADO BOLIVAR
https://youtu.be/MIjl2gRurjE


https://youtu.be/ywj3KtIrXJM


*Trágala perro, trágala gato* Por José Dionisio Solórzano

*Trágala perro, trágala gato*

Por José Dionisio Solórzano

“Trágala perro, trágala gato”… así coreaba el populacho limeño cuando vieron apearse del vehículo, empujado por caballos, al ilustre General venezolano José Laurencio Silva, quien acompañaba al Libertador Simón Bolívar y al ya Mariscal Antonio José de Sucre, a una celebración en tierras peruanas.

“Trágala perro, trágala gato”… repetían sin cesar los hijos del Perú cuando observaban aquel soldado de piel mulata y ceño fruncido. “Trágala perro, trágala gato… todos los colombianos son mulatos”, voceaban a garganta desprendida, con aquel tono insultante, xenófobo y racista.

“Trágala perro, trágala gato”, así los limeños recibían a uno de los artífices de las, para entonces, más recientes gestas libertarias; “trágala perro, trágala gato, todos los colombianos son mulatos”, decían porque para aquellos días ya la Gran Colombia estaba conformada y para limeños los venezolanos, neogranadinos y quiteños, eran simplemente “colombianos”.

Con hidalguía, José Laurencio Silva se puso de pie, y antes que el Libertador o el Mariscal Sucre intervinieran, quienes habían quedado estupefactos por aquella demostración de desprecio contra uno de los más valientes guerreros de la gesta libertadora, elevó su voz por encima de la muchedumbre y dijo: “Trágala perro, trágala gato, no serían libres sin los mulatos”… “trágala perro, trágala gato, no serían libres sin los mulatos” volvió a decir aún más fuerte, con la inspiración de la indignación y la moral intacta.

Y, no se crea que esta expresión de odio era solamente de exclusividad del pueblo llano, ¡Para nada! En una ocasión, en uno de los bailes que la aristocracia limeña organizaba, el mismísimo Simón Bolívar se sorprendió cuando observó al José Laurencio Silva en una esquina, marginado y apartado, del resto de los invitados, mientras todos los demás danzaban por un antañón salón.

El Libertador comprendió que las damas racistas del Perú no querían bailar con un general de tez algo más oscura que las demás; frente a ello, el Padre de la Patria, con acción irreverente, se dirigió hasta su compañero de armas y le extendió la mano… Y, ante la mirada atónita de los invitados, los dos generales bailaron.

Los peruanos, quienes primero fueron auxiliados militarmente por el ejército del sur comandando por el General argentino José de Sanmartín, y posteriormente libertados por la espada y el ingenio de Simón Bolívar, nunca nos perdonaron haber logrado lo que ellos nunca pudieron.

Pareciera que ellos nunca nos perdonaron el hecho que los peruanos que llegaron a Venezuela en la décadas del 60, 70, 80 e incluso en los 90 del siglo pasado, fueron tratados bien, con las puertas abiertas y la sonrisa en los labios. Nunca nos perdonaron las oportunidades que obtuvieron en esta tierra que los recibió como hermanos.

Hoy, frente a la nueva ola de xenofobia y racismo de los peruanos contra los venezolanos, y parafraseando aquel coro colonial, les digo: “trágala perro, trágala gato… peruanos váyanse para el carajo”.

¡Para mí, el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!