Hoy 4 de junio se cumple el 189° aniversario del
trágico asesinato del Gran Mariscal Antonio de José de Sucre, a la temprana
edad de 35 años. Si descontamos los primeros 15 años de su niñez y
adolescencia, es sorprendente la brillante hoja de servicios cumplidos en el
lapso de solo 20 años de su conocida actividad militar, política y de estadista
en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y fugazmente en Venezuela.
Habría que agregar su promiscua vida sentimental la
que, igual a la de Simón Bolivar, es a la luz de la historia, escasamente
conocida y pródiga en aconteceres y anécdotas.
Este es el tema de esta amena y sorprendente crónica que ofrezco a mis consecuentes
contertulios. Ambos, Bolívar y Sucre conbinaron los ajetreos de la guerra
con los del corazón. Y cómo ¡Que la disfruten! RSM
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Raúl Sanz Machado
Amores y amoríos de
Bolívar y Sucre
A los 190 años del asesinato, del Mariscal
Antonio José de Sucre y Alcalá a quien Simón Bolívar le expresó en su
última carta, (que no llegó a leerla) 9 días antes de su trágico asesinato en
Berruecos, el 4 de junio de 1830:
"Yo me olvidaré de usted,
cuando los amantes de la gloria
se olviden de Pichincha y Ayacucho"
SB
Sucre, como
Bolívar, no eran ajenos al ajetreo sentimental. Enamoradizos y
"cucarachones", como ellos solos, rivalizaban entre sí, en
profusos líos de faldas, de lo cual dejaron testimonios en Quito, Perú, Caracas
y Bolivia. Sucre procreó varios hijos a los que reconoció, mientras
Bolívar dejó la duda de su paternidad, tal como se lo confesó a su amigo Luis
Perú Delacroix, en Bucaramanga, en 1828. Comentando su vida familiar, dicíale
que:
"...ya
el número de sus sobrinos era considerable, así como los hijos de estos; que
sólo él no había tenido descendencia porque su esposa murió a
los pocos meses de su boda y él no había vuelto a casarse, pero que no se crea
que es estéril o infecundo porque tiene pruebas de lo
contrario". Sin embargo hay evidencias que parecen demostrar
todo lo contrario como veremos mas adelante.
Sucre,
aún comprometido con su novia Mariana Carcelén y Larrea, mantuvo una relación
paralela en La Paz con la agraciada Rosalía Cortés y Silva con la cual procreó
a su hijo José María, quien a su vez dejó una fecunda descendencia de once
hijos que llevaron los apellidosSucre y Cortés. Entonces no había
"televisión..."
En Caracas
surgieron los primeros efluvios sentimentales de Sucre, con su paisana Ana
María Zerpa, con quien procreó una hija de nombre Lucía.
En Guayaquil
los dardos de Cupido tocaron el corazón de la dulce adolescente Pepita Gainza
Roqueforte, gente "bien" de la sociedad ecuatoriana y posteriormente los vapores del amor
recayeron en Teresa Bravo, gente no tan "bien", de quien nació Simona, en recuerdo de Simón. Y aunque Sucre no
estaba muy convencido de su legitimidad de origen, tuvo la nobleza de
encomendarla a su amigo el Coronel Vicente Aguirre rogándole que "...me
haga llevar esta niñita a Quito y la pongan en una casa donde la críen y
eduquen con mucha delicadeza y decencia" --sic--
En Chuquisaca,
después de la fundación de Bolivia, la pasión toca de nuevo el corazón de
Sucre; se llamaba María Manuela Rojas de quien nació Pedro César Sucre Rojas.
El punto final,
fue su matrimonio civil, con la Marquesa Mariana de Solanda. Sucre
determinó casarse en La Paz, el 25 de enero de 1828 otorgándole, a su viejo
amigo el Coronel Vicente de Aguirre
"...poder bastante para que se despose por palabras de presente que
constituye legítimo y verdadero matrimonio, con la Señora Mariana de Solanda y
Carcelén"
El acto se
celebró el 25 de abril de 1829 y 5 meses después, el 30 de setiembre, Sucre
arribó a Quito para iniciar su tan anhelada, aunque breve vida hogareña. Tan
solo 4 meses después debió regresar al campo de batalla para afrontar la
campaña contra El Perú, en el Portete de Tarquí.
A
principios de 1830 arriba Sucre a Bogotá para presidir el Congreso
Admirable convocado por El Libertador, con el objeto de enfrentar la grave
situación del intento separatista de Venezuela, promovido por el General José
Antonio Páez, Jefe Militar del Departamento de Venezuela.
El Congreso no
logró sus fines, Bolívar presentó su renuncia irrevocable al poder, en abril de
1830 y emprendió su exilio definitivo. Sucre renunció a fines de
ese mes, una vez clausurado el Congreso, para regresar a su hogar en Quito a
fines de mayo de 1830. Nunca más se vieron. Sucre regresó por
la via de la montaña de Berruecos, al sur de Colombia, donde el 4 de
junio de 1830 se produjo el atentado que le costó la vida.
A su esposa,
Mariana le faltó "visión" o ¿amor? para valorar su condición de
esposa del héroe de Ayacucho y se casó poco después con un General de
apellido Barriga, apuesto oficial de las fuerzas patriotas y causante por
descuido, ¿? de la trágica muerte de Teresita, la
pequeña primogénita y heredera, hija de Sucre y su esposa Mariana.
La rivalidad
amorosa de Simón Bolívar superó con creces a la del Mariscal Sucre Su
primera travesura sentimental, a los 16 años, tuvo lugar en Veracruz, de paso
para España; se llamaba María Ignacia Rodriguez, de igual edad, apodada La
Guara.
Bien pronto, en
Madrid brota el amor definitivo con la agraciada María Teresa Rodriguez
del Toro y Alaiza, con quien contrae matrimonio --élla 2 años mayor que
él-- el 26 de mayo de 1802. La cuasi luna de miel, duró apenas 7 meses,
cuando María Teresa. falleció en Caracas, de fiebre maligna contraída en la
hacienda San Mateo. Este dolor lo marcó de por vida y nunca más pensó
reincidir. Otro día en sus años postreros confesó:
"Si no
hubiera enviudado, quizá mi vida hubiera sido otra; no sería el General
Bolívar, ni El Libertador, aunque convengo que mi genio no era para ser alcalde
de San Mateo."
Viudo, joven,
triste y con acaudalada fortuna, se refugió en Paris, según parece, en los
fascinantes brazos de su prima lejana Fanny du Villard, 10 años mayor que
él.
Luego aparece
en su vida una tal "Marina", de quien el famoso escritor Alejandro
Manzoni, atribuye al inquieto mozo Bolívar la expresión: "Esa
mujer ha decidido mi suerte", --así sería el romance-
De nuevo en
Caracas surgen las lides amorosas, con Isabel Soublette, hermana del General en
Jefe Carlos Soublette, luego con la fiel Josefina "Pepita" Machado,
Anita Lenoit de origen francés, Asunción Jimenez isleña y enfiebrada como ella
sola.
En 1813, la
pasión apunta en Tachira hacia la guapa Juana Pastrana Salcedo. Más tarde en el
exilio en Jamaica, Julia Corbier la primera de las 3 amantes, que le
salvaron la vida, aunque sin saberlo.
En 1819,
conoció en el puente de Bogotá a Bernardina Ibañez prometida del
bizarro coronel Ambrosio Plaza. Bernardina no le negó sus favores, Bolivar la calificaba de "melindrosa
y mas que malindrosa".
Posteriormente, es
en Perú donde Manolita Madroño, flor de 18 años, cae en la red del
amor, cuando el Cabildo de Huaylas le confía la misión de agasajar con
flores a su libertador. Ademas de flores hubo besos y más amor.
En junio de
1822, tras el brillante triunfo de Sucre en Pichincha, junto con Bolívar
desfila en medio del fervor popular por las calles de Quito. Desde un balcón
cercano una fulgurante mujer le arroja flores; allí se produce un
ardiente cruce de miradas, que es el prólogo inevitable de la apasionada entrega
total con nombre y apellido: Manuela Saenz y Aispúru,
24 años, ojos
negros, piel blanca y frondosos cabellos. que adornaban su escultural
figura. Manuela era mujer ajena, desposada con el flemático inglés
James Thorne, quien le doblaba la edad; un matrimonio de formalidad, sin ton ni
son.
Las aventuras
románticas de El Libertador, ademas de Manuelita fueron pródigas: Manuela
White, Joaquina Garaicoa. Teresa Mancebo y la angelical gringa Jeanette Hart,
quien al morir llevaba en su pecho un relicario con la efigie de su
heroe, vaya sentimiento.
No faltó el
impacto amoroso con la realista Aurora Pardo, ni de las bolivianas Benedicta
Nadal y María Josefina Costas quien como Julia Corbier en Jamaica, y Manuela
Saenz en Bogotá, le salvó la vida alertándolo de un atentado contra su
vida. Después, el agradecimiento del placer o el placer del
agradecimiento. Igual da.
La presunta
paternidad de Bolívar ha dado mucho que hablar; el Cronista Germán Fleitas
Nuñez asegura que Bolívar concibió hacia 1814 una hija identificada como
Clorinda García de Sena y Toro, abuela de la celebrada Teresa Carreño.
Otros hijos habrían nacido en Francia, Colombia, Bolivia y presumiblemente en
diversos paises de Suramerica, según la afirmación del escritor trujillano,
Ramon Urdaneta, en su libro "Los amores de Simón Bolívar y sus hijos
secretos" quien le atribuye la paternidad de 23 hijos
en 27 amantes. mencionados con nombre y apellidos y a quienes Bolívar no
reconoció, aunque los parió.
Eran, en fin
de cuentas y cuentos, tiempos de triunfos guerreros, recompensados con triunfos
de cama. RSM